Buscar

lunes, 18 de octubre de 2010

UNA CARTA DIRIGIDA A LOS JÓVENES


La animación para las cosas del Señor desplegada por jóvenes creyentes siempre ha sido un estímulo. ¿No puede Ud. recordar que cuando se convirtió a Dios quena vivir por Cristo? En la frescura de su "primer amor" había esa consagración santa y apartamiento de todo lo que no era compatible con la vida nueva en Cristo. Durante algún tiempo el Espíritu Santo controlaba muchos aspectos de su vida pero, ¡se presentó una tentación!

Cada creyente es tentado, y siempre será así algunos de una manera y algunos de otra. Cualquier tentación pueda terminar en una tragedia, pero no hay ninguna necesidad de ello, pues la Escritura dice: "No os ha tomado tentación, sino humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar, antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar" (1a Cor. 10:13).

Esto está escrito con la mira de ayudar a cualquier creyente joven que no haya podido ganar la victoria sobre una tentación particular, y se halla atado por un pecado mimado o costumbre favorita. Tal vez ha procurado sinceramente dejarlo por amor de Cristo... pero sigue contristando al Señor.

El primer paso hacia la victoria es el comprender que nuestra lucha como cristianos está en el reino espiritual. Hay que darnos cuenta que el primer lugar atacado por el diablo es la mente. "Temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, sean corrompidos así vuestros sentidos en alguna manera" (2a Cor. 11:2). Ahí está el campo de batalla—ahí él gana una entrada. Es la estrategia de Satanás ganar fuertes y esas tenta­ciones que no podemos resistir son sus fortalezas en nuestras vidas. Hemos permitido que nuestras mentes respondan de cierta manera — una manera flaca, y la mente precisa de renovación.

"A renovaos en el espíritu de vuestra mente" (Efe. 4:23). "Cautivando todo intento a la obediencia de Cristo" (2a Cor. 10:5). "Reformaos por la renovación de vuestro entendimiento" (Rom. 12:2).

Al renovar el entendimiento, es muy importante relacionar el problema del pecado con la cruz de Cristo. Identifique el problema como pecado; confiéselo a Dios como pecado. Démonos cuenta que pecamos, no porque no podemos evitarlo, sino porque queremos pecar. Todavía no hemos permitido que Cristo tenga control de nuestras vidas. Miremos nuestro pecado desde el punto de vista de Dios: véamoslo tal como es: horrible, abominable, detestable y como el pecado a causa del cual Cristo murió.

Dios hace uso de su Palabra. Aprenda, pues, de memoria las Escrituras que tratan de su problema y apropiárselas. Empléelas como las armas poderosas de Dios para librarse de las garras del diablo. Lleve la tenta­ción a la cruz. Recuerde lo que Cristo ha hecho por Ud, y que ahora Ud. le pertenece a El, quien es poderoso para hacer de la tentación misma un medio de crecimiento y fuerza espiritual a la medida que vaya ganando la victoria sobre ella.
Dios está dispuesto a mostrarse un Dios de rescate, libertad, y triunfo, "porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas" (2a Cor. 10:4).

I.D.K., traducido al español por J.H.S. (Articulo tomado del Folleto Palabras de Edificacion, Exhortacion y Vida Numero 312 Paginas 15-17; Publicador por Mensajes del Amor de Dios. Usado con Permiso)

0 comentarios:

¿Te animas a decir algo?

 
Camino Salvador | Copyright © 2013-2060 Grupo Camino Salvador | Con la tecnología de: Blogger