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viernes, 10 de septiembre de 2010

MARIA LA MADRE DEL SEÑOR 2 pte

MARIA LA MADRE DEL SEÑOR SEGÚN LAS ESCRITURAS. Parte 2


Aquí les dejamos, el capitulo 2 del folleto “Maria la madre del Señor según las Escrituras”, publicado e impreso por el ministerio En la Calle Recta, si gustan solicitar copias en papel de ese folleto y recibir la revista En la Calle Recta, por favor visiten el sitio http://enlacallerecta.es y allí podrán hacerlo. Cabe mencionar que el folleto aquí publicado es usado con permiso de ese ministerio.




¡No hagamos mentirosa a la virgen María!

Muchos que se llaman entendidos, como el papa, se empeñan en demostrar con sus dichos y hechos que lo dicho por María y narrado en la Biblia, no es verdad. Suena duro lo que digo, pero escuchen ustedes lo que dice María en Lucas 1:47: "Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador". Pues bien, tanto los papas como los obispos, dicen que María fue concebida sin pecado, por eso la llaman Inmaculada sin mancha y, por tanto, no necesita de un Salvador. Porque el oficio del Salvador es librarnos (rescatarnos) de nuestras deudas (pecados). María se "regocija" en su Salvador, como lo podemos hacer cualquiera de nosotros, porque nos sabemos pecadores y necesitados de ese Salvador. ¿A quién, pues, hacemos caso: a María que se siente como toda criatura, pecadora y necesitada del Salvador; o a los papas y obispos que llaman a María sin mancha y corredentora (cosalvadora) con Cristo? Elisabet, prima de María, y llena del Espíritu Santo la llama bienaventurada, no por sus cualidades sino por su fe: "Bienaventurada la que creyó" (Le. 1:45).

Una vez más el papa y los obispos se oponen al Espíritu, al afirmar que la bienaventuranza de María se debe a su virginidad, a su inocencia y a sus virtudes (llena de virtudes). El Espíritu dice, es bienaventurada porque creyó.

El mensajero de Dios, el ángel Gabriel, enviado a María le dice: "María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios". Dios es justo, y María ha hallado gracia delante de Él. Si es por gracia no es por sus virtudes y méritos, sino ya no sería gracia, sino justicia que Dios hacía a María por sus virtudes. Pero a pesar de que son muchos los que ésto dicen de María, haciéndola merecedora de todas las gracias y madre de todos los cristianos, la Palabra de Dios no da tales méritos a María; sino que, lo que ha sido, lo ha sido por gracia, gratuitamente, por la libre misericordia de Dios. Los papas con su actitud mariológica intentan hacer resaltar el papel de la criatura, María, antes que la del Creador. María sólo vio la gran misericordia de Dios con ella y a la vez su propia y sencilla nulidad. De ahí que exclame con humildad: "Me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre" (Le. 1:49). Y esa miseri¬cordia es la promesa para con Abraham y su descendencia para siempre (Le. 1:55). María no se ve como algo especial dentro de la descendencia de Abraham, sino como la verificación de la misericordia de Dios con esa descendencia de Abraham, y que ahora como entonces es válido:

"Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia" (Gn. 15:6). Otro aspecto de la confusión que siembra el papado en contra de lo escrito en la Biblia, es el gran énfasis que da a la virginidad de María, más una costumbre pagana que una norma bíblica. Y a esta costumbre pagana el papado ha esclavizado a cientos y miles de hombres y mujeres de todos los tiempos. María no tenía como meta de su vida el estado de virginidad, ya que ella estaba desposada con un varón (Le. 1 :27). Y si la Biblia hace notar que esta joven era aún virgen, no es para ensalzar la virginidad, sino el poder de Dios: "El Santo Ser que nacería, sería llamado Hijo de Dios" (Le. 1:35).

Pero el papado parece olvidar el poder de Dios y al Hijo, y ensalza a la virgen y a la virginidad como factor decisorio y meritorio de la obra misericordiosa de Dios.

El ángel mismo le recuerda a María "que no hay nada imposible para Dios" (Le. 1:37). Y Jesús dice: "No penséis 'decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os d/go que Dios puede levantar hijos de Abraham aun de estas piedras" (Mt. 3:9). ¡Como si Dios necesitase de la virginidad o del bien obrar del hombre para hacer su obra!

Pero el hombre con su sutileza engañosa valora la virginidad, la virtud de la cria-tura (del hombre o de la mujer), porque así se autovalora a sí mismo ante Dios. El hombre inventa todos los subterfugios imaginables antes de aceptar que Dios: "El Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo - dijo - Yo habito en la altura y en la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados" (Is. 57: 15).

Quebrantamiento y humildad de espíritu es la situación que Dios pide al hombre para habitar con él. En esa situación se encontraba María, quebrantada y humilde de espíritu. Así la presenta la Escritura. Pero el papado y sus fieles se empeñan en contradecir las Escrituras; y nos la presentan levantada sobre su virginidad, desafiante como Inmaculada, firme como corredentora y medianera de todas las gracias, y si esto fuese poco, la llaman madre universal. Ante esta figura no bíblica un papa se postraba para decir: "Totus tuus" (todo tuyo).

Si Dios pide en sus mandamientos: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Deut.6:5). Yo me pregunto ¿qué le queda a un hombre como el papa, cuyo lema es 'Totus tuus" (todo tuyo) María, para ofrecer a Dios? Nada le queda, porque todo lo ha dado a algo formado por su mente al margen de lo escrito en la Biblia sobre la quebrantada y humilde de espíritu, la virgen desposada, María.

No hacemos justicia a esa virgen ni la apreciamos cuando decimos de ella lo que no ha dicho el Espíritu, ni cuando menguamos con su encumbramiento la gran misericordia y el amor del Padre y del Hijo.¿Ha dado Jesús el puesto que le papado da a María? ¡NO!

Jesús dice: "Sí el Hijo os liberare, seréis verdaderamente libres" (Jn. 8:36).

El papa dice: "María es nuestro auxilio".

Jesús dice: "Sin Mí nada podéis hacer"(Jn. 15:5). "Nadie viene al Padre, sino por Mí" (Jn. 14:6).

El papa dice: 'Totus tuus", porque en María todo lo podemos. María es medianera de todas las gracias, luego por María podemos ir al Padre.

Jesús dice: "El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha" (Jn.6:64).

El papa dice: Dado que el Mesías ha nacido de María, ella tiene todos los privilegios, ya que lleva su misma carne. Esta misma afirmación se la presentaron a Jesús: "He aquí tu madre y tus hermanos, y te quieren hablar" (Mt. 12:47).

Sorprende la actitud de Jesús que pregunta: ¿Quién es mi madre, y quienes son mis hermanos? Él nos da la respuesta acorde con el Espíritu no con la carne, aunque sea la de su madre, María. Jesús dice: "Todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre" (Mt. 12:50). ¿De dónde, pues, ese título de Madre Universal que el papado da a María? Esa no es la María de las Escrituras, la virgen desposada de Nazaret. Según las palabras de Jesús, la maternidad de María nada tiene que ver con la salvación de los hijos de Dios. Otra es la causa de esa salvación y filiación, la voluntad de Dios: "No son engendrados de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Jn. 1:13). Si somos fieles a la Palabra de Dios no tiene que sorprendernos la respuesta de Jesús sobre María, antes bien la comprendemos en su justa dimensión. Ya que según está escrito: "Lo carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Cor. 15:50). Y tampoco da derecho a ningún título sobre los hijos de Dios. En la carta a los Galatas 1:8 se lee: "Si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema". "No hay otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el Evangelio de Cristo". Siendo humildes y a la vez sinceros sólo nos queda aplicar, lo dicho en la carta a los Calatas, a la actitud papal y a la de todos aquellos que sostienen esas doctrinas no bíblicas sobre la virgen María: "nos perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo".

No es mi intención ofender a nadie con lo dicho. Quiero simplemente llamar la atención de muchos a ver con imparcialidad y sin ningún tipo de fanatismo, lo que la Biblia dice sobre "la virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María" (Le. 1:27). Hemos visto lo que el ángel Gabriel dice de María, lo que dice el Espíritu por boca de Elísabet, lo que dice el mismo Jesús; y cómo se ve María ante Dios, su Salvador. Nadie puede contradecir estos testimonios sin mentir, por muy papa que sea o por muy santidad que le llamen.

¿Acaso la incredulidad del hombre puede hacer nula la Palabra de Dios? "De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso" (Rom. 3:4), "Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio" (Salmo51:4b).

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